Un tren matutino, la las 9:45 esperaba para trasladarnos a Liubliana, la capital de Eslovenia. El paisaje desde el tren prometía ya a su paso. Todo verde lleno de montañas y árboles y un río regando todo el trayecto. No paró de llover en todo el día, pero aun así, pasear por las calles de Liubliana es todo un placer.
Es una ciudad que gira en torno al río, con bonitas plazas y bares y cafeterías con cuidados diseños. Por la noche, todo se ilumina y sus calles de piedra, sus puentes y sus plazas respiran el aire acogedor de una ciudad pequeña, pero con un gran encanto.
Los estudiantes y gente joven poblan esta ciudad europea llena de actividades culturales por todos sus rincones: conciertos, exposiciones, teatro, ballet, opera... una programación y oferta casi diaria para que sus habitantes y visitantes disfruten de todo lo que ofrece esta encantadora, bonita, colorida y dinámica ciudad.
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